Luna de miel: ¿cuáles son los orígenes y el significado de este tradicional viaje que realizan los novios después del casamiento o la noche de bodas?
Origen y significados de la luna de miel
Si bien tendemos a creer que la denominación “luna de miel” nos indica un determinado período o lapso de tiempo (luna), relacionado a la dicha de una pareja -amor, dulzura- (miel), existen otras diversas explicaciones sobre el origen de esta tradición tan antigua y popular. Una de ellas proviene de las viejas costumbres nórdicas del siglo XVI, en las cuales los recién casados solían beber hidromiel durante la primera lunación próxima a la ceremonia nupcial. Se cree que la costumbre de dicha práctica pudo haber dado lugar al nombre de esta conocida tradición de los cónyuges, “luna de miel”.Dentro de la mitología nórdica, la hidromiel (también llamada “aguamiel”), constituía el único alimento de Odín, que era el dios supremo de los mitos germano-escandinavos. Esta bebida se obtenía a partir de la fermentación de una mezcla de miel y agua, y los novios la consumían con el objetivo de recibir la bendición de los dioses, quienes, según el mito, le otorgaban una buena fertilidad a la pareja, sobre todo en lo referente a la concepción de hijos varones.
Los teutones de la Edad Media, bajo la influencia de la mitología germana, celebraban los casamientos únicamente en noches de luna llena, y los novios debían beber licor de miel durante los treinta días posteriores, con el fin de asegurarse la dicha matrimonial y una descendencia numerosa.
Otro hecho que posiblemente se vincula con el nombre de esta tradición lo encontramos en la cultura babilónica, aproximadamente unos cuatro mil años atrás, en la cual se tenía por costumbre que el padre de la novia ofreciera cerveza de miel a su yerno como dote o regalo de bodas, probeyéndolo de dicha bebida durante una luna (en su ciclo completo, es decir, un mes).
Otras costumbres similares tuvieron también lugar en la antigua Roma, donde era común que la madre de la novia colocase una vasija llena de miel dentro de la alcoba nupcial en la noche de bodas. Ésta simbolizaba la fertilidad, y a su vez cumplía una función energizante para los recién casados, quienes la ingerían luego de haber consumado el matrimonio. Algunas versiones en la historia de estos hechos afirman que la acción se repetía a lo largo de treinta noches consecutivas, completando así las diferentes etapas del ciclo lunar.
En ciertas tendencias religiosas, se considera que “Dios” escogió la miel como símbolo del casamiento durante siglos por tratarse de un alimento perenne e incorruptible, y que se torna aún más dulce con el paso de los años. Esta metáfora se corresponde con el lazo ideal, el amor verdadero y el deseo de toda pareja que toma la decisión de unirse en matrimonio. Del mismo modo, dentro de distintas culturas y creencias se ha asociado a la miel con un símbolo de buenos augurios, alegría, dulzura y otros conceptos de carácter positivo, y es un ingrediente común en la preparación de hechizos o simpatías de magia blanca y otras supersticiones.
Se cree que el período de vacación que suelen tomarse actualmente los esposos una vez finalizada la celebración de la boda, y que se conoce hoy como “luna de miel” o “viaje de novios”, podría estar también asociado a costumbres de los antiguos pueblos del norte de Europa. Los bárbaros (como llamaban los romanos a estos pueblos), solían raptar a las jóvenes de poblados vecinos o enemigos para conducirlas a sitios lejanos, y transformarlas en sus esposas antes de que las familias consiguieran rescatarlas. Esta operación se realizaba con ayuda de un amigo de confianza del interesado, quien recibía el título de “padrino”. El padrino de la boda, además de participar en el rapto, era quien se encargaba de vigilar las puertas del novio durante la ceremonia nupcial, manteniéndose alerta y bien armado ante una posible amenaza de rescate. Transcurrido el tiempo suficiente como para que los parientes de la cautiva abandonasen la búsqueda, la pareja regresaba al lugar de origen y, ya consolidada la unión, ninguna medida podía tomarse al respecto. Otras versiones que explican estos mismos hechos afirman que no existía ceremonia alguna, y que bastaba con que la novia pasara una luna en compañía del secuestrador antes de ser localizada por sus parientes. Del mismo modo, más “teorías” sostienen que simplemente se consideraban esposos una vez que habían mantenido algún encuentro íntimo, y hay quienes otorgan a tales prácticas el carácter de simples leyendas.
Asimismo, se cree que la tradicional luna de miel podría tener sus raíces en costumbres de la burguesía inglesa del siglo XIX, puesto que los recién casados solían viajar luego de efectuado el matrimonio, con el propósito de visitar a aquellos parientes que por algún motivo no habían podido concurrir a la celebración. Mediante estas visitas, los novios se presentaban formalmente como pareja, aprovechando la ocasión para conocer nuevos destinos al tiempo que daban inicio a su vida conyugal. Esta costumbre se expandió rápidamente por el resto de Europa, y se popularizó aún más durante el siglo XX, gracias a los avances de los medios de transporte y el desarrollo de la actividad turística.
Actualmente y según su definición, la luna de miel o viaje de novios consiste en una temporada de intimidad conyugal inmediatamente posterior al matrimonio. Generalmente se trata de un viaje muy especial a algún sitio romántico y exótico, donde la pareja se aísla para formar un espacio íntimo que les permita descansar y recuperar las energías puestas en los preparativos de la boda, creando también una oportunidad para la reflexión y el disfrute ante el comienzo de una etapa común que transformará sus vidas para siempre.
En tiempos modernos, se ha ido instalando en las distintas sociedades una nueva modalidad o complemento de esta antigua tradición, denominada “segunda luna de miel”. Aunque ésta no es una práctica demasiado frecuente, suele darse en los casos de aquellas parejas que cuentan con varios años de matrimonio o vida en convivencia, y consiste en un período de vacaciones íntimas que los cónyuges comparten con el fin de fortalecer sus lazos, y descansar de las actividades y obligaciones cotidianas. La conmemoración de alguna fecha importante o especial para la pareja, puede resultar una buena ocasión para disfrutar de la segunda luna de miel, como es por ejemplo el caso de un aniversario de bodas.
(Este artículo está basado en información extraída de diferentes sitios de la Red y otras fuentes).
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Recientemente hemos escrito un artículo sobre los mejores lugares para ir de luna de miel, con tal de complementar la valiosa y excelente información que se ofrece aquí. ¡Un saludo!
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