Fenómenos sobrenaturales: hechos paranormales inexplicables
¿Crees en los fantasmas? ¿Es verdad que los "muertos" o "desencarnados" buscan medios para comunicarse con el mundo real? ¿Existen estos seres? o ¿es un mito, una fantasía?
He seleccionado algunas historias relatadas por usuarios de diferentes sitios de la red, testimonios de hechos reales que no tienen una explicación lógica o científica. . ., al menos por ahora.
Gerardo cuenta:
Bien de chico, yo siempre hacía ruido con una pierna golpeando el colchón de la cama; era como una especie de ejercicio nocturno, que me hacia dormir, siempre boca abajo, golpeando con la pierna (tendencia que fui adquiriendo, supongo, de bebé).
Una noche, a la edad de 6 o 7 años, estaba golpeando, y mis papás escucharon, y me dijeron que dejara de hacer ese ruido, pero su habitación estaba al otro extremo de la mía, y yo seguí con mis ruidos, hasta que de pronto en mi oído, en la oscuridad de la noche, escuché: "shhshshshssshssssssssssshhhhiiiiii". . . (cuando dices silencio en forma de silbido).
Inmediatamente me incorporé, porque se escuchaba una risa macabra y burlona, y pensé que mi papá lo había hecho para asustarme, y hacerme dejar de mover mi pierna, pero cuando pensaba que papá estaba conmigo, escuché una vez más su voz desde su habitación diciendo: "Gerardo, deja de hacer ese ruido. . .".
Inmediatamente se me llenó el cuerpo de miedo, al darme cuenta que no estaba solo en la habitación. Ese silbido de silencio me asustó tanto, que durante los próximos 9 años, siempre dormí cubriéndome las orejas con la sábana, o cobertor, para evitar que me volvieran a silenciar.
Sé que está muy cómico eso, pero fue verdadero, nunca supe qué había sido, pero me di cuenta que existen seres, espíritus o fantasmas que aún pueden hacer cositas en este mundo.
(Este testimonio fue extraído del sitio: www.desvansims.com).
Un usuario anónimo cuenta:
Esta historia me la contó una chica de unos 16 años, y no le sucedió a ella, sino a su madre, una española que emigró a Alemania para buscarse la vida, teniendo que alquilarse una casa con su joven esposo que apenas tenía comodidades, eso sí, tenía visitantes misteriosos.
Al principio sólo eran sonidos, rasguños en la almohada que mantenía abrazada mientras trataba de descansar después de tantas horas de trabajo. Le asustó, cierto, pero mantuvo la calma y pensó que era su propio agotamiento el que la hacía tener alucinaciones auditivas. Los rasguños en la cama no son tan inhabituales, ¿no?. Muchos los hemos oído. Son visitantes que quieren comunicarnos que "están ahí también, que no estamos solos".
La joven vivió con esa extraña experiencia unos días y terminó por acostumbrarse, pero una noche ocurrió algo terrible. Estaba tumbada en la cama, descansando, su marido estaba afeitándose en el cuarto de baño, y de pronto unas lucecitas de un tamaño algo mayor que el de las canicas, blancas azuladas y brillantes, comenzaron a salir de debajo de la cama.
Subieron, ascendieron hasta ponerse encima de ella, y bailaron.
La chica las miró estupefacta, tragó saliva y respiró profundamente. ¿Qué era aquello? ¿De dónde salían? ¿Qué las producía?
Y entonces las luces comenzaron a bailar con movimientos más bruscos, y una poderosa fuerza salió de ellas. La chica notó esa fuerza en puñetazos y patadas invisibles que la golpeaban y estampaban contra las paredes. . . Gritó, y su marido se cortó con la hoja de afeitar. Cuando él iba a salir, la puerta del cuarto de baño se cerró de golpe.
La joven española emigrante sufrió una paliza que la dejó destrozada, y no pudo hacer una denuncia, porque en qué comisaría de policía iban a escuchar semejante historia sin echarse a reír.
No volvió a ocurrirle porque volvió a España entre lágrimas y terrores.
Durante años jamás contó la historia, y cuando lo hizo, fue para contárselo a su hija -mi confidente-, quien me confesó que su madre no podía hablar del tema sin echarse a llorar y a temblar.
No es para menos. Su hija también lloró al contármelo.
(Este testimonio fue extraído del sitio: www.taringa.net).
Un usuario anónimo cuenta:
Hola. Antes de contarles lo que me pasó, quiero decirles que yo no creía en fantasmas, espíritus, almas. . ., es más, tachaba a la gente que creía en eso, de ignorantes, personas sin educación, débiles mentales fácilmente manipulables. . ., bueno.
Era el año 1998, en esa época estaba en la pre de la San Marcos, llevaba clases en la tarde, mis padres trabajaban y mi hermano se iba al colegio, así que en las mañanas me quedaba en casa con la empleada (una señora delgada, de nariz larga, ojos saltones, tez clara, era de Huaraz).
Mientras tomaba el desayuno veía en la TV el caso de las colegialas que jugaron a la ouija y quedaron poseídas, que sucedió en la selva. Me di cuenta que la señora miraba con atención la noticia. Yo sonreí y dije: -Seguro se han sugestionado, y como es gente pobre e ignorante, fácilmente caen en eso, hasta puede ser una cortina de humo (algo clásico en el gobierno del delincuente japonés). La señora me decía: -No, joven, no diga eso, las almas existen. Yo le respondí: -Nada, señora, no existen ni dioses, ni demonios, ni almas. La señora repetía: -No diga eso, joven. Allí terminó la conversación.
Terminé el desayuno, cogí unos libros y fui a la sala a estudiar, acompañado por mi perrito y mi gato.
Estando estudiando, no sé cómo se me vino a la mente la pequeña discusión que tuve con la señora, y dije: "es imposible que existan (los espíritus)". ¿A qué no creen lo que hice?
Me puse de pie, y en tono desafiante y retando dije: -Si de verdad existen, quiero que se manifiesten, vamos, los reto, háganme saber que existen. No recuerdo si lo dije de esa manera, pero era muy parecido. Como no pasó nada, me senté y seguí estudiando.
Pasaron algunos minutos y escucho un ruido, como cuando te tapas la nariz y haces "ahhhhhhhh", no fue muy fuerte, así que seguí estudiando. Pasaron unos segundos, y sonó de nuevo (mi perro aullaba, y mi gato hizo ese ruido que hacen los gatos cuando ven un perro, y se fue corriendo), y esta vez el ruido fue tan fuerte que me puse de pie y fui corriendo a la cocina a buscar a la señora y decirle si había escuchado lo mismo que yo. En el camino nos chocamos, ella quería preguntarme lo mismo. Estando los dos juntos en el pasadizo, volvió el sonido (era como de lamento, como si alguien se quejara), venía desde el baño; fuimos al baño, y nada, de nuevo el sonido, esta vez desde el cuarto de mi papá, fuimos, y nada. Estaba aterrado; los sonidos cada vez eran mas seguidos, y en simultáneo venían de varias habitaciones de la casa.
Por ahora lo dejo allí, mi historia es un poco larga y no quiero aburrirlos.
Chao.
(Este testimonio fue extraído del sitio: www.forosperu.net).
José Luis Valdés cuenta:
Lo que a continuación voy a relatar, no es algo que asuste pero sí algo muy extraño, y que no he encontrado explicación.
Cuando éramos recién casados, vivía con mi esposa en casa de mis padres.
Después de un año construí una casa en un viejo terreno que mi abuela me había dado, en la zona más vieja de la ciudad de Saltillo. Desde el primer día en que me mudé se suscitaron cosas muy raras, pero que tal vez tenían explicación. Lo raro es que siempre pasaba algo muy extraño, como por ejemplo, que se escuchaba que corrían en el techo, pero no tardaba yo ni medio minuto en subir; estaba todo completamente calmado; apenas regresaba a mi recámara y se volvía a escuchar. Bueno, lo que más me impresionó es lo siguiente:
Fue una noche que mi esposa, mi bebita y yo estábamos dispuestos a dormir. Ya eran como la 01:00 am, cuando de repente escucho un ruido de como si algo hubiera sido arrojado con fuerza a la pared de nuestra habitación, este ruido nos hizo pensar en que algún biberón se había caído, era lo más lógico, por lo que no nos levantamos a comprobarlo.
Al día siguiente, como a las 10:00 am, mi esposa tomó un biberón para preparárselo a la niña, lo puso sobre la mesa y se sentó.
De repente me dijo: "¡el biberón se está moviendo!".
Yo pensé que se trataba de una broma pero al llegar a la cocina lo vi con mis propios ojos, moviéndose como si flotara. Yo sé que suena fantasioso, pero logré obtener una prueba, ya que lo capté con un video cámara que tenía a la mano, y efectivamente grabé casi un minuto al biberón en movimiento, fue algo impresionante.
Como ya les había dicho, no es una historia de miedo, pero sí es algo que no le hemos encontrado explicación, ya que hemos hecho muchas pruebas.
(Este testimonio fue extraído del sitio: todomiedo.cl).
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Era el año 1998, en esa época estaba en la pre de la San Marcos, llevaba clases en la tarde, mis padres trabajaban y mi hermano se iba al colegio, así que en las mañanas me quedaba en casa con la empleada (una señora delgada, de nariz larga, ojos saltones, tez clara, era de Huaraz).
Mientras tomaba el desayuno veía en la TV el caso de las colegialas que jugaron a la ouija y quedaron poseídas, que sucedió en la selva. Me di cuenta que la señora miraba con atención la noticia. Yo sonreí y dije: -Seguro se han sugestionado, y como es gente pobre e ignorante, fácilmente caen en eso, hasta puede ser una cortina de humo (algo clásico en el gobierno del delincuente japonés). La señora me decía: -No, joven, no diga eso, las almas existen. Yo le respondí: -Nada, señora, no existen ni dioses, ni demonios, ni almas. La señora repetía: -No diga eso, joven. Allí terminó la conversación.
Terminé el desayuno, cogí unos libros y fui a la sala a estudiar, acompañado por mi perrito y mi gato.
Estando estudiando, no sé cómo se me vino a la mente la pequeña discusión que tuve con la señora, y dije: "es imposible que existan (los espíritus)". ¿A qué no creen lo que hice?
Me puse de pie, y en tono desafiante y retando dije: -Si de verdad existen, quiero que se manifiesten, vamos, los reto, háganme saber que existen. No recuerdo si lo dije de esa manera, pero era muy parecido. Como no pasó nada, me senté y seguí estudiando.
Pasaron algunos minutos y escucho un ruido, como cuando te tapas la nariz y haces "ahhhhhhhh", no fue muy fuerte, así que seguí estudiando. Pasaron unos segundos, y sonó de nuevo (mi perro aullaba, y mi gato hizo ese ruido que hacen los gatos cuando ven un perro, y se fue corriendo), y esta vez el ruido fue tan fuerte que me puse de pie y fui corriendo a la cocina a buscar a la señora y decirle si había escuchado lo mismo que yo. En el camino nos chocamos, ella quería preguntarme lo mismo. Estando los dos juntos en el pasadizo, volvió el sonido (era como de lamento, como si alguien se quejara), venía desde el baño; fuimos al baño, y nada, de nuevo el sonido, esta vez desde el cuarto de mi papá, fuimos, y nada. Estaba aterrado; los sonidos cada vez eran mas seguidos, y en simultáneo venían de varias habitaciones de la casa.
Por ahora lo dejo allí, mi historia es un poco larga y no quiero aburrirlos.
Chao.
(Este testimonio fue extraído del sitio: www.forosperu.net).
José Luis Valdés cuenta:
Lo que a continuación voy a relatar, no es algo que asuste pero sí algo muy extraño, y que no he encontrado explicación.
Cuando éramos recién casados, vivía con mi esposa en casa de mis padres.
Después de un año construí una casa en un viejo terreno que mi abuela me había dado, en la zona más vieja de la ciudad de Saltillo. Desde el primer día en que me mudé se suscitaron cosas muy raras, pero que tal vez tenían explicación. Lo raro es que siempre pasaba algo muy extraño, como por ejemplo, que se escuchaba que corrían en el techo, pero no tardaba yo ni medio minuto en subir; estaba todo completamente calmado; apenas regresaba a mi recámara y se volvía a escuchar. Bueno, lo que más me impresionó es lo siguiente:
Fue una noche que mi esposa, mi bebita y yo estábamos dispuestos a dormir. Ya eran como la 01:00 am, cuando de repente escucho un ruido de como si algo hubiera sido arrojado con fuerza a la pared de nuestra habitación, este ruido nos hizo pensar en que algún biberón se había caído, era lo más lógico, por lo que no nos levantamos a comprobarlo.
Al día siguiente, como a las 10:00 am, mi esposa tomó un biberón para preparárselo a la niña, lo puso sobre la mesa y se sentó.
De repente me dijo: "¡el biberón se está moviendo!".
Yo pensé que se trataba de una broma pero al llegar a la cocina lo vi con mis propios ojos, moviéndose como si flotara. Yo sé que suena fantasioso, pero logré obtener una prueba, ya que lo capté con un video cámara que tenía a la mano, y efectivamente grabé casi un minuto al biberón en movimiento, fue algo impresionante.
Como ya les había dicho, no es una historia de miedo, pero sí es algo que no le hemos encontrado explicación, ya que hemos hecho muchas pruebas.
(Este testimonio fue extraído del sitio: todomiedo.cl).
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Fenómenos sobrenaturales Paranormales Hechos inexplicables
bueno, me llamo José Luis Quispe Salazar, de Lima - Peru. el hecho fenomenal me ocurrio en el año de 1996, en el mes de agosto, en Huanta - Ayacucho. el día 03 21 de agosto estaba en una fiesta patronal en Patasucro, y a eso de las siete y media de la noche, aburrido, me retiré del lugar. y fui bajando a la ciudad de Huanta, pero en el camino me perdi. no sabía qué camino tomar, pues habia varios Senderos. en eso, del fondo de mi alma pronuncié: ¡Dios mío, ayudame! y al poco rato oi unos pasos. eran dos niños de mas o menos nueve años de edad. y me acerque a ellos y les dije si me podian ayudar. y los niños me ayudaron a llegar a la entrada de la ciudad de Huanta. y al despedirnos, los niños desaparecieron delante de mis ojos, en un abrir y cerrar mis ojos. ya no estaban. me asuste y me fui rapido al cuarto que habia alquilado.
ResponderBorrarHola José.
ResponderBorrarQué interesante la historia que nos cuentas; es realmente impresionante.
Imagino el desconcierto y los nervios que habrás sentido en su momento.
Bueno, bienvenido y gracias por compartir tu experiencia, es un excelente aporte para esta publicación.
Saludos y regresa cuando gustes.