domingo, 4 de noviembre de 2018

LA ESCRITURA: ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS

Escritura. Mesa con papel escrito, pluma, tintero, vela, libros antiguos y posa pluma.

Escritura


En este artículo hallarás información interesante acerca de la escritura: características, origen, evolución y otros datos complementarios sobre signos, letras, alfabetos y las diferentes lenguas escritas.
Origen y características de la escritura. Escrituras jeroglíficas en nueve imágenes distintas.


  1. Ideograma, escritura y origen del alfabeto
  2. La antigua escritura persa cuneiforme
  3. Búsqueda y estudio de inscripciones antiguas
  4. El jeroglífico egipcio
  5. La escritura china
  6. Creadores del alfabeto
  7. Ramas derivadas del alfabeto fenicio
  8. El alfabeto etrusco
  9. Alfabeto griego
  10. La escritura de los romanos
  11. Otros tipos de escritura
  12. Métodos especiales (estenografía o taquigrafía, escritura musical, escritura de los números y código Morse)
  13. Formas actuales de escritura


Ideograma, escritura y origen del alfabeto

Origen de la escritura. Papiro con escrituras jeroglíficas antiguas.
Desde la prehistoria, el ser humano se preocupó por hallar un sistema que le permitiera recordar las noticias y transmitirlas a otros individuos. El primer medio utilizado con este fin fue el dibujo.

Por ejemplo: un ciervo representado en una ilustración, apuntado por una figura humana con una especie de arma, podía servir a un hombre primitivo para comunicar a otros que éste saldría de caza.
Ilustración primitiva donde aparece un ciervo y una figura humana, apuntándole con una especie de arma.

Se conoce con el nombre de “ideograma” al signo esquemático no lingüístico (signo de la escritura ideográfica), que debido a sus características, simboliza una idea o una palabra.

El hombre neolítico se valió de “pictografías” para representar aquellas cosas que le era posible dibujar. Luego logró combinar sus dibujos para expresar ideas, aún las abstractas (“ideogramas”), mediante un sistema de dibujos de objetos, cuyos nombres tenían un sonido similar al de las palabras utilizadas para designar las abstracciones que se deseaba representar (signos fonéticos).
De este procedimiento derivó el alfabeto.

La escritura pictográfica de los sumerios, plasmada sobre barro y con estilete, llegó a ser un rayado convencional con rasgos en forma de cuña, y con una reminiscencia muy vaga de los objetos primitivamente dibujados.

Esta escritura “cuneiforme”, después de superar las fases de pictografía, ideografía y fonograma, llegó incluso a crear sílabas: cada signo expresaba solo una sílaba que, combinada con otras, formaba una palabra.

Los semitas, al conquistar Sumeria, adaptaron la escritura silábica a su propia lengua. Ésta prevaleció en Asiria y Babilonia, y vestigios de ella quedan en algunas letras de nuestro alfabeto actual.

En Egipto se utilizaron tres tipos de escritura: la “jeroglífica”, la “hierática” (usada por los sacerdotes) y la “demótica” (más sencilla y corriente, empleada para epístolas y recetas médicas).

La escritura hierática fue adoptada por varios pueblos del Mediterráneo, que le quitaron todo lo que tenía de pictográfica e ideográfica, y la convirtieron en un sistema de sonidos puros.

De esta forma nació el alfabeto fenicio, según algunos autores. Hay quienes afirman que proviene del cananeo, y otros sostienen que su origen es desconocido.

Los griegos lo perfeccionaron para adaptarlo a su hermosa lengua indoaria, y en época posterior, lo hicieron también los latinos.

La antigua escritura persa cuneiforme

Antigua escritura cuneiforme grabada sobre una roca.

Debido a sus características, los signos grabados en una antigua “página” de escritura persa, podrían parecer un gracioso bordado puramente decorativo, y se hallan, sin embargo, repletos de significado.

Este modo de comunicación fue llamado “escritura cuneiforme”, en referencia a la forma de cuña que poseen los signos que lo constituyen.

En 1802, existió un erudito alemán que pasó noches enteras poniendo a prueba su paciencia para descifrar el significado de estos signos. En aquella época, de toda la escritura cuneiforme, sólo se conocía una palabra: “rey”.

Este hombre del pasado, llamado Jorge Grotefend, deseaba fervientemente aclarar el secreto de dicho lenguaje.

En primer lugar, el erudito reparó en el hecho de que la palabra “rey” aparecía tres veces en una frase inscripta sobre la roca de Behistún; confrontó las palabras que precedían al término y comprobó que dos de ellas eran idénticas.

Conociendo la costumbre de los antiguos de colocar el nombre de un soberano junto al de su padre, supuso que en aquella frase, aparecía dos veces el nombre de un padre y de su hijo.

Pero había una diferencia en aquellas dos frases: en la primera, el padre no tenía el título de rey. Evidentemente, de los tres personajes nombrados, sólo dos eran reyes.

Sobre la base de estas deducciones, Grotefend logró “construir” el siguiente esquema de la frase por traducir:

X rey, hijo de Y.
Z rey, hijo de X rey.

Con la típica metodicidad de los alemanes, Grotefend efectuó una minuciosa búsqueda en la historia persa, intentando descubrir el nombre de los tres personajes mencionados.

Descubrió que entre los reyes persas que habían sido, respectivamente, hijo y nieto de uno que no había sido rey, se encontraban los nombres de Darío y Jerjes. El padre y abuelo que no había sido rey era un tal Histaspes.

La frase, entonces, se interpretaba de la siguiente forma:

Darío rey, hijo de Histaspes.
Jerjes rey, hijo de Darío rey.

Una vez descifrados estos nombres, Grotefend se halló en conocimiento de un buen número de letras cuneiformes. De este modo se hizo posible descifrar una cantidad cada vez mayor de palabras, y pronto se conoció el alfabeto en su totalidad.

Grotefend había resuelto el fascinante misterio de la escritura cuneiforme; su obra fue completada por el inglés Rawlinson, el francés Oppert y otros varios investigadores de este tema.

Búsqueda y estudio de inscripciones antiguas


La hazaña de Grotefend es similar a muchas otras, realizadas por los arqueólogos, epigrafistas y paleógrafos (del griego: “palaios”, antiguo; “graphein”, escribir), que se dedican a la búsqueda y estudio de inscripciones antiguas. Una ciencia, como vemos, tan apasionante como una aventura policial, y que requiere las cualidades de un “detective” especializado en descifrar códigos.

El jeroglífico egipcio


Después de la cuneiforme, la jeroglífica puede considerarse entre las más antiguas formas de escritura.

Cada signo jeroglífico expresa una palabra.

Las líneas grabadas en una lápida hallada en Roseta, sirvieron para el descubrimiento de la escritura jeroglífica egipcia, puesto que las mismas frases se hallaban repetidas en tres escrituras distintas: jeroglífica, demótica (o escritura cursiva popular del antiguo Egipto) y griega.

Las palabras que aparecían escritas en la última línea de dicha inscripción fueron las siguientes:

“En fin, que este decreto sea grabado en una lápida de piedra dura, en caracteres sagrados, locales y griegos, y expuesto en todos los templos de primer, segundo y tercer orden, junto a la imagen del rey siempre viviente”.

Como la lengua griega era ya conocida, mediante el confrontamiento, resultó relativamente fácil descifrar la escritura jeroglífica.

La escritura china

Escritura china. Chino tradicional y simplificado.

Otro tipo de escritura jeroglífica es la china, la cual continúa utilizándose en la actualidad.

Una disposición del gobierno chino, estableció que en los colegios se enseñara también la escritura alfabética, y anteriormente se había simplificado la enseñanza de los caracteres jeroglíficos chinos, reducidos a 517 signos.

Creadores del alfabeto

Origen de la escritura. Tablilla de piedra con fragmento de escritura fenicia.

Se considera que los creadores del alfabeto utilizado en nuestros días han sido los fenicios, y se entiende por “alfabeto” un método de escritura, en el cual cada signo representa un sonido determinado.

Comparando las principales escrituras antiguas con el alfabeto fenicio, se comprueba que todas ellas han derivado de él.

Ramas derivadas del alfabeto fenicio


Las ramas derivadas del alfabeto fenicio son seis:

  1. Escrituras hebreo-samaritanas.
  2. Escrituras arameas, con sus formas primitiva, secundaria y cursiva. Del alfabeto arameo se derivaron otros, los que a su vez dieron origen a la escritura árabe, el armenio, el georgiano, etc.
  3. Rama central, que comprende el griego, el etrusco y el latino. La escritura rusa se originó de la griega. Se denomina “escritura cirílica”, por alusión al nombre de “Cirilo”, apóstol de los eslavos (siglo IX), a quien se debe la adaptación del alfabeto griego a la lengua eslava.
  4. Comprende el ibérico, el turdetano y el bástulo-fenicio.
  5. Rama septentrional: alfabetos rúnicos.
  6. Rama hindo-homerita, de la cual se originaron, entre otros, el magadhi y el devanagari o sánscrito.


El alfabeto etrusco

Características de la escritura. Alfabeto etrusco en sus distintas formas y transcripción de los caracteres.

Como se ha señalado en la rama central, del alfabeto fenicio también derivó el etrusco, aunque algunos autores sostienen que el mismo proviene del griego arcaico.

Son numerosas las inscripciones en etrusco que han sido halladas en Toscana, Italia. Sin embargo, la lengua etrusca constituye, todavía hoy, un enigma. Muchos de los misterios que envuelven la historia de este pueblo, se aclararían si sus inscripciones pudieran descifrarse.

Alfabeto griego

Características de la escritura. Letras del alfabeto griego.

La escritura griega se ha mantenido casi tal cual se usaba en los tiempos de Esparta y Atenas.

Quien se dedica a los estudios clásicos, debe conocer la escritura y la lengua griegas. Sólo así podrá gustar la belleza de las obras maestras de la antigua literatura helénica.

Cabe advertir que la palabra “alfabeto” deriva del nombre de las dos primeras letras de la escritura griega: “alfa” y “beta”.

Se denomina también “abecedario”, aplicado al alfabeto latino y derivados, y “alefato”, al hebreo y árabe.

La escritura de los romanos


Los romanos emplearon distintos tipos de escritura: escritura lapidaria, escritura capital cuadrada, capital rústica, uncial elegante y uncial cursiva:

  • Escritura capital cuadrada: de ella derivaron todas nuestras escrituras.
  • Escritura capital rústica: trazada con la pluma muy inclinada.
  • Escritura uncial elegante: inspirada en la escritura capital cuadrada. Se llamaba “uncial” porque medía una pulgada de altura, y la pulgada era, para el pie, lo que la onza (uncia) para la libra.
  • Escritura uncial cursiva: derivada también de la capital cuadrada.


En un comienzo, la forma de la escritura latina era única y escrita sólo en letras mayúsculas. Con el pasar del tiempo se realizaron las distinciones señaladas.

La escritura mayúscula se dividió, por su diferente forma de ejecución, en escritura capital y uncial:

La primera tenía las letras de líneas casi siempre rectas. Solía emplearse, sobre todo, en las inscripciones de monumentos, ya que era la más adecuada para grabar con cincel en la piedra (escritura capital cuadrada).

Otro tipo de escritura capital, de más fácil ejecución, se llamó “escritura capital rústica”.

La escritura uncial, más curvilínea, solía utilizarse en los títulos ornamentales, escritos con pluma.

Hasta el siglo XIV se emplearon los diferentes caracteres latinos. Por ese tiempo comenzó a aparecer en Italia un nuevo tipo de escritura, utilizado en la corte pontificia, que llevó el nombre de “escritura de las cartas pontificales”.
Escritura de las cartas pontificales.

Otros tipos de escritura


La escritura utilizada en los libros del siglo VIII, se denominó “escritura libresca italiana”.

Pese a la perfección de los caracteres, se trataba de páginas manuscritas, puesto que aún faltaban siete siglos para la invención de la imprenta, con sus prácticos tipos móviles.

Los caracteres góticos mayúsculos recuerdan, en su conjunto, la trama de un tejido, por lo que suele llamárselos “textura”, sobre todo, en los casos de viejos manuscritos.

Como ejemplo de la escritura del siglo XVI, tenemos los llamados “caracteres cancillerescos romanos”. Se cree que los mismos pueden haber sido creados por Juan Bautista Palatino, de Rossano, hacia el año 1545.

En este tipo de escritura, aparecen por primera vez las letras unidas una con otra, formando palabras; pues antiguamente, en la escritura realizada a mano, las letras de una palabra siempre aparecían separadas.

La escritura cancilleresca romana fue muy utilizada también durante los siglos XVII y XVIII.

A fines del siglo XVIII, aparece por primera vez en Francia la llamada “escritura redonda”, la cual tuvo gran importancia durante el siglo XIX, y aún hoy es empleada en la realización de títulos, direcciones, diplomas y otros escritos que suelen dibujarse con tintas especiales.

Destacan además la escritura inglesa grande, muy popular al final del siglo XVIII, y la escritura inglesa cursiva, empleada también en la actualidad.

Métodos especiales

(estenografía o taquigrafía, escritura musical, escritura de los números y código Morse)


Entre los métodos especiales de escritura, está incluida la escritura estenográfica o estenografía (del griego: “stenos”, apretado, “graphein”, escribir; es decir, “escritura abreviada”), más comúnmente conocida con el nombre de “taquigrafía”.

Esta escritura ha sido ideada con el fin de ofrecer la posibilidad de escribir a la misma velocidad con que se habla. Ha sido empleada, sobre todo, para consignar lo que dicen los oradores durante conferencias, procesos y clases.

Se ha utilizado también para trabajos de oficinas comerciales, y, en general, en todo sitio donde la rapidez para el registro de las palabras pronunciadas resultase fundamental.

Las letras del alfabeto estenográfico se hallan reducidas a signos brevísimos, que fácilmente pueden unirse entre sí formando palabras. Las consonantes dobles se escriben como simples, y los sonidos compuestos más frecuentes cuentan con signos especiales muy breves. También las palabras de uso más común, se suelen representar con un único símbolo.

Se cree que ya los romanos empleaban una forma de estenografía, con el fin de registrar las piezas oratorias de políticos y juristas.

Los primeros “taquígrafos” fueron, sin duda, esclavos. El desarrollo del parlamentarismo y del juicio por medio de jurados, en el siglo XIX, determinaron una notable difusión de esta técnica.

En los países de habla castellana fueron creados diversos sistemas (Pitman, Martí, Larralde, etc.), adecuados a la fonética de nuestro idioma. Todos ellos se basan en signos simples, claros e inconfundibles, unidos mediante reglas racionales y sencillas.

Otra popular forma de escritura es la llamada “escritura musical”.
Escritura musical. Pentagrama con notas musicales escritas.

Puede decirse que, así como la escritura de las palabras se sirve de letras, la de los sonidos musicales se vale de notas, que distribuye en cinco líneas paralelas, llamadas “pentagrama” (del griego: “penta”, cinco, y “grammé”, línea).

De esta forma, cada signo expresa el valor de una determinada nota, según el sitio que ocupa en el pentagrama.

En tiempos anteriores a Gregorio Magno (siglo VI), existieron más de 900 símbolos musicales. A partir de entonces, la escritura musical se ha simplificado paulatinamente.

La escritura de los números también tiene su origen en tiempos remotos.
Escritura de los números griegos, egipcios, romanos y arábigos.

Algunos pueblos antiguos utilizaron palabras para indicar los números; pero la imposibilidad de hallar una palabra nueva para cada número, los impulsó a la creación de sistemas diferentes.

Los antiguos egipcios empleaban pequeñas rayas, que posteriormente agrupaban de dos en dos.

Los griegos, por su parte, ante la necesidad de un sistema de notación numérica, utilizaron las primeras letras de su alfabeto, haciéndolas seguir por una especie de apóstrofo.

También los romanos se valieron de sus letras para designar cada número: la letra I, por ejemplo, se utilizaba para indicar el número 1; la V, para el número 5; la X, para el 10; la L, para el 50; la C, para el 100; la D, para el 500 y la letra M, para el 1000.

Una vez agrupados los caracteres en determinadas posiciones, resultaba perfectamente posible indicar todos los números existentes. Este método aún se suele utilizar en casos puntuales (cierto tipo de relojes, notación de capítulos en un texto literario o redacción, etc.).

Fueron los árabes los primeros en introducir a occidente el sistema de cifras que se utiliza en nuestros días. Por esta razón, a éste se le denomina “números arábigos”. Es a los hindúes, sin embargo, a quienes se atribuye su creación.

Información más detallada sobre el origen de los números puede consultarse en el artículo Origen del sistema decimal y hallazgo del cero.

Los números árabes fueron difundidos en Europa a través de Leonardo Fibonacci, quien en el año 1212 escribió “Liber abaci”, el primer libro de aritmética en que han sido empleados estos números arábigos.

Una escritura especial y puramente mecánica era el llamado “código Morse”, del nombre de su creador, el norteamericano Samuel Morse. El código o clave Morse era útil para transmitir mensajes por medio del telégrafo, y se componía únicamente de puntos y rayas, agrupados en diferentes formas.
Escritura especial. Alfabeto del código Morse.

Formas actuales de escritura


Varios son los tipos de escritura actualmente en uso entre los distintos pueblos:

Resulta interesante conocer cuáles son los signos con que se esfuerza por aprender las primeras palabras el escolar etiópico, o el siamés (Tailandia) o el bengalí, en la actualidad; puesto que, aunque la mayoría de los pueblos utiliza ya el alfabeto latino, existen todavía, sobre todo en Asia, decenas de otros pueblos que emplean escrituras diferentes.

Por otra parte, no todos los libros del mundo empiezan por la izquierda: los hay que comienzan por la derecha. Además, no todas las líneas se leen de izquierda a derecha: existen escrituras en que se procede a la inversa.

Y por último, existen también aquéllas que se deben leer en líneas verticales, de arriba hacia abajo.

Lectura basada en información extraída de “Enciclopedia estudiantil” y “Diccionario enciclopédico ilustrado”.

Artículos recomendados:

Origen y características de la lengua de señas

Escritura y personalidad

Importancia del latín

Escribir garabatos al hablar por teléfono

Si deseas apoyar el sitio, por favor comparte este artículo sobre el origen y las características de la escritura.

0 opiniones de los lectores:

Publicar un comentario

¿Cuál es tu opinión sobre este artículo?; ¿tienes más datos para aportar o algo que sugerir?; ¿tienes una duda o alguna idea para compartir?:
Escribe aquí tu comentario. Hazlo con educación y respeto.
No utilices este espacio para hacer publicidad. Los comentarios de esa clase serán eliminados.